Existen muchas técnicas de autoestimulación, no obstante, la mayoría de mujeres suele serle fiel a una de ellas.
La manera más común es frotar suavemente, presionar o restregar con fuerza el monte púbico, los labios externos e internos y el clítoris.
Puede que te guste la estimulación directa del clítoris mediante golpecitos suaves, movimientos circulares, de arriba abajo, cogiéndolo entre los dedos y frotándolo…
O puede que te resulte molesto e incluso doloroso, dado que es una zona extremadamente sensible y prefieras algo más indirecto como usar la mano entera en lugar de los dedos, para que el estímulo sea más difuso y generalizado.
Algunas mujeres humedecen sus dedos con la secreción vaginal fruto de su excitación para lubricar la zona, otras prefieren jugar con lubricantes cosméticos o utilizar saliva.
La postura más habitual es acostada con las piernas abiertas, siendo menor el número de mujeres que la realizan de pie, sentada o boca abajo y con las piernas juntas.
Hay mujeres que la realizan durante la ducha o el baño, incluso las hay que pueden masturbarse en cualquier postura simplemente contrayendo los muslos.
A medida que la mujer ha expresado su sexualidad, también ha incorporado prácticas complementarias, como la utilización de ciertos objetos.
Éstos pueden ser almohadas o cojines; tejidos suaves de piel o seda, plumas; ciertos objetos sólidos como sillas con los que presiona sobre sus genitales; o el uso de un vibrador o cualquier otro juguete.
En resumen, la manera de estimularse está llena de matices respecto a la presión ejercida, el ritmo, la duración y el tipo de caricias.